el BOLSObolsa para el ganador del Sorteo «un año de blog»

Esta semana entregue el bolso que había tocado a Marta N. en el Sorteo para celebrar «un año de blog». Como no podía ser de otra forma fue un bolso muy muy personalizado.
El nombre «de guerra» de Marta en internet es «Culibilla». Es una diosa que vivía en los Pirineos y que tiene una leyenda muy bonita. A Culibilla se le atribuye la creación de la nieve en las montañas de Formigal (formiga en aragonés es Hormiga). Así que me puse a hacer un bolso para ella con algo que tuviera que ver con las hormigas.

Así partió el regalo para el destino.
Y así de bien le queda a la ganadora. Me dijo que le gustaban los colores y creo que acerté!!
Y aquí podéis ver como quedó con más detalleY aquí el forro que me encanta. Cuando hago un bolso siempre pienso en el interior. Es como un complemento que hace «redondo» el diseño. Juzgazlo aquí. Os transcribo la leyenda de Culibilla. Es una de las más bonitas del Pirineo. Para quién conozca un poco la zona le gustará:

«Anayet y Arafita eran tal vez lo dioses más pobres de la montaña, les habían despojado de sus pinares y abetales, ni siquiera fresas o chordones poseían, hasta sus ganados escasearon y sus senderos se convirtieron en paso de contrabandistas.Anayet y Arafita eran pobres pero trabajadores y honrados, poco les importaba que los otros dioses los despreciaran porque ellos en su pobreza eran felices. Es más, tenían un tesoro que por nada cambiarían: una hija preciosa, la diosa Culibilla a la que el cielo dotó de todas las bellezas y cualidades entre las que destacaban el candor y su hermosura. Nada quería saber de las pretensiones de los dioses pirenaicos.Sus mejores afectos eran sin duda hacia los corderillos que competían en blancura con los inmensos heleros y glaciales que rompían el verdor de sus montañas .Y mas aún amaba a las humildes y trabajadoras hormigas blancas que durante el verano continuaban blanqueando la montaña, hasta el punto que Culibilla la bautizó con el nombre de Formigal.La tranquila paz se acabo el día que Balaitus se enamoró ardientemente de Culibilla.Balaitus era el revés de la medalla: fuerte, poderoso, temido por todos, nadie se oponía jamás a sus deseos. El amasaba las terribles tormentas del Pirineo y forjaba los rayos capaces de destruir todo lo que le apeteciera. Violento como ninguno, cuando se enfadaba hacía correr sus carros por encima de las nubes, haciendo estremecer hasta los cimientos de las montañas.¿Cómo iba a ser feliz Culibilla con ese dios? Naturalmente, lo rechazó como a todos los demás que la habían pretendido, pero en mal momento ya que era la primera vez que a Balaitus lo rechazaban, así que este juró raptarla. Anayet y Arafita temían sus furores pero, ¿qué podían hacer los pobres por defender a su hija?En tres zancadas dicen que se presentó Balaitus ante Culibilla decidido a cumplir su propósito. Las montañas estaban atónitas, sin atreverse a defender a la hermosa y desgraciada diosa. Balaitus era el Zeus de aquel Olimpo. Y dice la leyenda que entonces Culibilla, al verse perdida, gritó: ¡A mí las hormigas!A millares acudieron de todos los sitios las hormigas blancas las cuales empezaron a cubrir a Culibilla ante los ojos de Balaitus que, horrorizado, emprendió la huida.Culibilla, en el colmo de la amistad y el agradecimiento, se clavó un puñal en el pecho para guardar dentro, junto a su corazón, todas las hormigas: es el foru de Peña Foratata.Y cuentan, que los que suben al Forau de la Peña pueden oir claramente los latidos de Culibilla, la diosa agradecida.Y aseguran también que en Formigal, desde entonces, ya no hay hormigas blancas: todas las tiene ella.»

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